Cenar en un restaurante italiano por San Valentín es un cliché bien conocido a estas alturas: Un entrante o pizza a compartir, un manido plato de pasta por cabeza y un postre con exceso de dulce para terminar una noche que al final no será mucho más especial que el resto. Entonces ¿por qué acercarse la noche de San Valentín, o cualquier otra noche, a un restaurante italiano de Pozuelo llamado Ladroni?

Porque Osteria Ladroni es un restaurante italiano con identidad

Una identidad que empieza por su chef, Charly Roux, curtido en bodegas de Argentina y cocinas del sur de Italia – en Sicilia concretamente – interiorizando los valores del oficio, las técnicas utilizadas en restaurantes regionales y la filosofía real de la cultura gastronómica italiana y de sus ingredientes. Aprendizajes y sensaciones que marcan la cocina de Osteria Ladroni.

Prácticas tan sencillas como dar forma a la masa de las pastas diariamente de forma artesanal o desmenuzar las costillas de añojo con las que confeccionan sus croquetas, elaboradas sin bechamel, con única emulsión del propio colágeno de la carne, son algunos de los pequeños y numerosos detalles que, conjuntados en una rutina, crean un restaurante genuino en el que se respeta al producto y al comensal en la misma medida.

Elaboraciones con una impronta personal que traslada al local y a los propios platos una identidad propia, sin trampas ni tapujos. Como ejemplo, los raviolis rellenos de queso comté fundente– un queso francés de 24 meses – con mantequilla belga, trufa traída de Soria y panceta ahumada. El ragout de jabalí utilizado en los pappardelle es otra apuesta por un producto de calidad no muy visto en esta clase de cocinas, y el “Calamaro” con patata y veloute de guisantes es la forma de plasmar origen y tradición en un plato alejado de las pastas o las pizzas.

Osteria Ladroni apuesta por una cocina italiana cuyo valor no pasa necesariamente por la utilización de productos italianos – cada país tiene lo mejor que ofrecer de sí mismo – sino por el esmero y dedicación que se le brinda. Un esmero representado también en su lasaña Emiliana, cocinada a baja temperatura durante 12 horas. 12 horas de dedicación que representan Ladroni de principio a fin.

Todo sin renunciar a Italia. La carta de vinos, aún con referencias españolas, es una declaración de intenciones por representar las zonas y añadas más características y representativas del país transalpino.

Esta sucesión de trabajo, creatividad y esfuerzo puede observarse en la mesa de mármol de la mesa del pase de la cocina que queda abierta al propio comedor. Esta apertura de espacio permite al comensal tener su área personal y a la vez mirar a su alrededor y disfrutar el ambiente disoluto, con la comida como protagonista.

Esta es la identidad de un restaurante italiano de verdad, que quiere crear comunidad y recordarle al amante de la gastronomía que la sencillez y el trabajo bien hecho bastan para agradar y sorprender a quienes se ponen en manos de esta filosofía.




Por revistacatalunyagastronomica@gmail.com

Catalunya Gastronómica es una revista centrada en el mundo de la restauración y de la gastronomía en general. Nos enfocamos también en las bebidas y en los viajes.

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